En una conversación detallada con el DT de Pueblo Unidos La Tordilla, Mario Signorile, se desglosaron los altibajos de una temporada llena de desafíos y éxitos. El equipo cerró el año con una destacada participación, alcanzando los cuartos de final en el absoluto y manteniéndose consistentemente entre los ocho mejores equipos de la Liga. Aunque el desenlace en penales no favoreció al equipo, Signorile considera que el año ha sido redondamente positivo.
Uno de los aspectos destacados fue la transición generacional en el equipo. La partida de jugadores más experimentados abrió paso a jóvenes talentosos de la reserva, quienes se integraron con éxito al equipo principal. A pesar de un comienzo marcado por lesiones, la adaptación de estos nuevos integrantes fortaleció al equipo y sentó las bases para un futuro prometedor.
Las lesiones fueron, de hecho, uno de los mayores desafíos a lo largo del año. Jugadores clave como Lucas Cipolatti, Trompax Olivera, Ezequiel Novara, Mateo Signorelle y Damian Lescano se vieron afectados, generando dificultades que se superaron a medida que avanzaba la temporada. La resistencia y adaptabilidad del equipo fueron evidentes, especialmente en la segunda mitad del año.
Además del desempeño del primer equipo, Signorile elogió el rendimiento de la reserva, que alcanzó el subcampeonato, compitiendo codo a codo con Rivadavia. La excelente actuación de la reserva augura un futuro sólido para el club, ya que estos jóvenes jugadores se perfilan como la próxima generación que alimentará la primera plantilla.
Sobre su continuidad como director técnico, Signorile expresó la necesidad de tomarse un tiempo para descansar y reflexionar. Aunque no se discutió formalmente la próxima temporada, el técnico planea considerar cualquier propuesta que pueda surgir en el futuro.
En resumen, el año fue un desafío superado para el CAPU, con momentos de lucha, adaptación y logros. La gente del club puede celebrar un año que sentó las bases para un futuro prometedor
