
Ya hace unos meses que venimos siguiendo de cerca el vínculo entre el club Crecer de Monte Cristo y la Academia Javier Mascherano: en febrero, 20 chicos de la cuarta división de la institución viajaron a Lincoln para probarse ante otros jugadores que ya fueron reclutados por el equipo de Masche.
De los 20 que fueron, tres quedaron con grandes posibilidades de quedarse en la academia, dos categoría 2004 y uno 2003, y de esos tres, Fernando Farias fue el talentoso afortunado que ahora se prepara y entrena en la provincia de Buenos Aires de la mano de los técnicos del ex jugador del Barça.
Fer comenzó a jugar al fútbol con tan solo cuatro añitos, como dice el cantíco el amor empieza desde la cuna, y ahora con 16, también a una edad muy joven, está viviendo una experiencia que parece irreal. En palabras del montecristense, una vez realizados los primeros ensayos donde él y sus dos compañeros quedaran seleccionados, los tres debieron volver a las dos semanas para llevar a cabo la última prueba.

Decimos que parece irreal porque todo ocurrió de manera muy rápida, entre las pruebas y la última selección hubo alrededor de tres semanas y mientras Fer intentaba comprender lo que estaba viviendo, fue elegido entre los tres que quedaban y le anunciaron que a la semana debía mudarse finalmente.
“Vinimos a probarno los tres que quedamos a la última prueba y quedé yo entre los tres” le comentó el futbolista a Panorama Deportivo
Hace alrededor de dos meses que el ex jugador de Crecer está viviendo en la casa club de la Academia, junto con otros chicos a los cuales también se les imposibilita ir y volver a los entrenamientos, en total son 29 los jóvenes futbolistas que conviven. Según cuenta Fer, su estadía en la casa club será hasta que la pensión está finalizada en la Academia, recordemos que el proyecto de Masche comenzó hace menos de un año.
A diferencia de lo que experimentaba en el Tricolor de Monte Cristo, donde entrenaba solo tres días a la semana, en la academia las prácticas se llevan a cabo todos los días y los fines de semana son los partidos. Sin descanso ni oportunidad para relajarse, en el caso de no poder jugar, los encuentros son reemplazados por más entrenamiento. Además, esta exigente rutina se ve complementada por una buena alimentación que exige una dieta sin harinas ni sal.

A pesar de las grandes exigencias y los sacrificios, debido a su apretado cronograma con una agenda llena de actividades el futbolista no puede viajar a Monte Cristo para visitar a su familia, mucho menos en la situación pandemica que atravesamos; Fer se siente más que agradecido y está conforme: “Gracias a Dios me está yendo bien y la paso bien”.
Para sumarle a esta inverosímil vivencia, Fer no solo está jugando y preprarándose con los mejores entrendores en la Academia de Mascherano, sino que tuvo la oportunidad de conocerlo y compartir una foto, para el jóven jugador esto fue y sigue siendo una aventura inolvidable y sumamente alentadora.
“Ver a Masche y jugar en su club es una experiencia y una oportunidad muy linda que un jugador tiene que aprovechar y tiene que valorar lo que está viviendo”
