Ignacio Tapia tenía apenas 6 años cuando se fue a jugar a Unión Empalme, agarró sus pequeños botines y se dispuso a dar sus pequeños golpes al balón. Poco se imaginaban Miguel y Eliana, sus padres, que tiempo después comenzaría a jugar en Belgrano, lo que significó tan solo la punta del icerberg de lo que Ignacio es hoy en día.
Desde muy chico quedó seleccionado para jugar en los cebollitas piratas de la Liga Cordobesa de Fútbol y allí comenzó su sueño de, algún día, jugar en la primera de Belgrano.
Sin embargo, lo mejor estaba por venir: un día, ya jugando en octava, Nacho se encontraba en Buenos Aires para disputar un partido contra Racing y Pablo Aimar tomaba mates en la esquina de la cancha mientras lo observaba. Fue casi al mes cuando recibió el llamado en el que lo citaron para que se presentara a entrenar en Ezeiza.
“Aunque sea Sub 15-Sub 17, es la Selección, es algo hermoso y te llena de orgullo” explicó el pibe en diálogo con Panorama Deportivo
Lo que sucede es que Nacho ama la pelota desde muy chiquito. Su mamá, Eliana, es oriunda de La Para y al tener a sus abuelos de la localidad, Nacho y su familia siempre pasan por la región. De esta manera, cuando era pequeño su papá lo llevaba a jugar a Sociedad Cultural, el club no dejó pasar la oportunidad y lo fichó.
La recompensa del esmero y la dedicación
Ahora, con solo 16 años, Nacho juega en Belgrano y en los juveniles del seleccionado nacional. Tanto es su esfuerzo y su empeño que Mundo D lo elegió para galardonarlo con un Premio Estímulo.
“Me lo tomé con mucha felicidad (al premio) porque la verdad este año fue duro para todos. Creo que el premio fue un reconocimiento importante para el esfuerzo que hice este año y los años anteriores” manifestó el joven jugador
Con una habilidad natural, Nacho ha tenido la posibilidad de llevar la banda de capitán en algunos partidos con la camiseta de Argentina. Ya en la Sub 17 y entrenando a la distancia debido a la pandemia, el jugador se siente un “privilegiado” por estar en la Selección Nacional: “Es una experiencia única, es muy lindo entrenar, los partidos, compartir con mis compañeros. Siempre queda una experiencia inolvidable”.
Enfocadisimo en su corta edad, Nacho sabe exactamente lo que quiere y está dispuesto a darlo todo para conseguirlo. A corto plazo sueña con seguir en la Sub 17, en miras al Sudamericano y al Mundial si se da la clasificación, y “debutar en la primera de Belgrano, estamos trabajando para eso”.
“La vida del deportista es difícil, hay que esforzarse mucho. Hay que entrenar aunque veas que no te salen las cosas, estudiar y ser humilde, creo que es la base para llegar a ser algo grande”