Ya van casi 5 meses en los que nuestras vidas se pusieron patas para arriba en todos los sentidos: cambiamos nuestras rutinas, cambiamos nuestros viejos hábitos e implementamos otros. Lo que hacíamos diariamente, algo tan simple como juntarnos con la familia o ir a entrenar, ya no lo podemos hacer o debemos ser cautelosos al hacerlo.
Como personas, crecemos en comunidades, aprendiendo y conviviendo con el otro, con acciones en conjunto. Es natural para nosotros compartir con grandes, o pequeños, grupos de personas. Y es aún más natural para quienes han practicado deporte toda su vida. Pero ¿qué sucede cuando esto ya no puede ser así? y ¿cómo les afecta el aislamiento a los deportistas?
La salud mental es, aún hoy, un tema complicado de tratar. Es difícil comprender cuán importante es trabajar el cuerpo a la vez que trabajamos la mente, ya que funcionan de manera conjunta.
Nos comunicamos con diversos entrenadores de distintos clubes y disciplinas para conocer un poco más de la situación en torno a los deportistas. Sorprendentemente, todos nos dieron información similar.
Mantener el ritmo en cuarentena
Tanto Manuel Monge, técnico de las inferios de Sportivo Belgrano de La Para, Mario Vaca, DT de Atlético Manuel Belgrano de Río Primero, como Maximiliano Giraudo, entrenador del voley femenino del club Carlos Guido Spano Marull nos cuentan experiencias muy parecidas: en un comienzo de la cuarentena había un contacto mucho más asiduo entre el cuerpo técnico y el equipo, mientras que ahora todo se ha diluido un poco.
Durante las primeras semanas del aislamiento social, preventivo y obligatorio, los deportistas se mostraban mucho más motivados a entrenar y continuar con las prácticas aún en modalidades vía online. Sin embargo, conforme fue pasando el tiempo la situación se tornó mucho más complicada. Ya sean los niños de las inferiores, los pibes de primera o las chicas de voley, el comportamiento fue prácticamente el mismo.
Dadas las circunstancias y el poco ánimo de los jugadores, los entrenadores también han modificado su método de entrenamiento y la exigencia se ha ido dejando de lado. Todo se reduce a la voluntad que le ponga cada uno y cuán dispuestos estén a continuar con las prácticas de una manera poco convencional.
“Seguimos en contacto más que nada por la parte humana, charlamos con ellos, vemos cómo están y si necesitan algo” dice Vaca. Lo anímico se presenta de manera latente y ya no se pueden hacer oídos sordos ante una realidad que siempre existió.
Hay un extenso paso entre entrenar en la cancha con tus compañeros insitados por la competencia misma de ser mejor que el otro y, a la vez, ser mejor con el orto; a estar parado frente a una computadora intentando hacer los ejercicios que te muestran en pantalla.
El quid de la cuestión
No obstante, lo que realmente debemos preguntarnos es ¿cómo actuar ante estas situaciones? y ¿qué hacer para motivar a nuestro equipo? Los entrenadores, como cabeceras del equipo, juegan aquí un papel fundamental. Son quienes pueden ayudar a mantener en vilo a aquellos deportistas que poco a poco van dejando de lado su motivación.
Nos comunicamos con la psicóloga Carina Juárez, especialista en psicología del deporte, quien nos comentó cuál sería la mejor forma de desenvolverse en este contexto. A raíz de una larga charla, nos dio tres tips claves:
- Evitar la exigencia innecesaria: es preferible no presionar a los deportistas, es mejor apoyarlos y animarlos.
- Cambiar día a día los ejercicios de la práctica para no caer en una rutina: en cuarentena los días carecen de principio o fin en donde todo parecer ser lo mismo, cambiando los ejercicios le damos versatilidad a la vida diaria.
- Promover ejercicios más bien lúdicos estimulando la mejora persona personal y fomentando así la competencia entre ellos.
Tan importante es la actividad física en la vida de quienes han crecido inmersos en el deporte que Maximiliano Giraudo explica que, para sus jugadoras, el voley “es algo que las apasiona, las motiva y les da cierta ilusión con respecto a proyectos encarados desde el ámbito del deporte”.
Mente y cuerpo trabajan en sintonía y logran el equilibrio perfecto para llevar a cabo cualquier actividad. Es fundamental llevar a cabo un balance entre aquello que se les da a los jugadores para que estén a punto con fines deportivos y aquello que necesitan para poder continuar entrenando, con la misma motivación y la misma garra.