Todos sabemos cuán difícil es despegar alto para un futbolista del interior, y las adversidades se complican aún más cuando es una futbolista. El fútbol femenino ha sido invisibilizado durante años en nuestro país, no por una escases de jugadoras sino más bien por una exclusión de la tradición futbolera.
En marzo del año pasado, de la mano de Macarena Sanchez jugadora de San Lorenzo de Almagro, se profesionalizó el fútbol femenino en Argentina. Sin embargo, en nuestra provincia estamos lejos de tales tratos profesionales para con las jugadoras.
Entre tanta injusticia, siempre nos topamos con pibas que se ponen la camiseta y siguen jugando, aferrándose a sus sueños y sacando lo mejor de sí. Así fue como descubrimos a Paulina Gramaglia, jugadora de Talleres, capitana de la Selección sub 17 y, como si fuera poco, abanderada de su escuela.
Paulina, como futbolista mujer que logra lo que pocas pueden, nos contó que a pesar de todo lo avanzado en el fútbol femenino, aún falta: “Cuando empecé a jugar no conseguía lugares con chicas de mi edad, ahora hay varios clubes con escuelitas. Creo que se avanzó bastante a nivel estructural y profesional, pero todavía falta. Todavía no son muchas las chicas a las que las dejan jugar desde temprana edad“
Esfuerzo y dedicación
La viva imagen del compromiso y la responsabilidad, Paulina, con solo 17 años, comenzó a jugar al fútbol cuando tenía alrededor de 7 añitos: “Había terminado el jardín y siempre jugaba en los recreos y con mis primos en Suardi, Santa Fe, hasta que le dije a mis viejos que quería empezar a jugar y arranqué en una escuelita”.
Apenas una pre adolescente, con 12 años, Paulina juntó sus ganas y su talento y fue a probarse a Talleres. Hace ya cinco años que está en el matador, juega de delantera y lleva más de 50 goles. Joven pero decidida y con sus objetivos claros, la futbolista lleva una vida un tanto agitada entre el colegio y el fútbol, pero eso no la detiene sino que la motiva.
A mediados del 2019, hubo una visoria por parte del cuerpo técnico de la Selección sub 17 en Río Tercero. Eran muchísimas las jugadoras que fueron a probarse, pero Paulina no dudó y su velocidad y talento la llevaron a pasar todas las instancias, siendo finalmente una de las elegidas para viajar al predio de Ezeiza.
“Al principio jugaba al fútbol de una manera recreativa pero al pasar los años empecé a tener contacto con el ambiente profesional, y creo que fue el tiempo lo que me fue guiando a elegir lo que hago que es el fútbol”
Con el apoyo de sus padres, su familia y sus amigos, Paulina no baja los brazos y sueña con seguir estudios universitarios y crecer de manera profesional en el ámbito futbolístico. En relación a esto mencionó que “lo que a mi me permitió tener una buena base en el fútbol fue empezar de chica gracias al apoyo de mi familia, sin eso perdes un montón de ventaja siendo futbolista mujer”.